Patrimonio

 

JUAN CORREA DE VIVAR.

Oración en el Huerto.
Ha.1550-1557.
Óleo sobre tabla. 106 x 87 cm.
Calzada de Calatrava, Ciudad Real. Depositado en la ermita del Santísimo Cristo Salvador del Mundo,propiedad de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.


Bibliografía: Mateo Gómez, 1983, pp. 97-98. Herrera Maldonado, 1987, pp. 331-337. Mateo Gómez, 1987, pp. 217-229. Sainz Magaña y Herrera Maldonado, 1997, pp. 188-190. Zapata Alar con, 1998, pp. 29-35. García Gayo y Jiménez Belmar, 2001. Mateo Gómez y López-Yarto Elizalde, 2003, pp. 206-208.


Juan Correa de Vivar (Mascaraque, ha. 1510 - Toledo, 16 de abril de 1566) es uno de los artistas más representativos de la pintura toledana del tercio central del siglo XVI. Discípulo de Juan de Borgoña, hacia 1550 experimentó una interesante evolución hacia el Manierismo de influencia rafaelesca madurado indirectamente a través de grabados italianos y de la obra de Juan de Juanes, que supo personalizar en un estilo propio de técnica contemporánea con una tendencia hacia la monumentalidad en las figuras. A este período pertenecen los conjuntos pictóricos de los retablos de las parroquiales Almonacid de Zorita y Mondéjar en Guadalajara, y los de Maqueda y Torrijos en Toledo, entre otros.
La Oración en el huerto forma parte, junto con la Anunciación, Visitación, Presentación de Jesús en el Templo, Jesús entre los Doctores, Jesús con la Cruz a cuestas y Entierro de Cristo, de un programa iconográfico en torno a los misterios gozosos y dolorosos del Rosario. Concebida originariamente en formato cuadrado, las esquinas de las dos tablas que forman el soporte fueron recortadas para adaptar la obra al marco ovalado del siglo XVIII que todavía conserva.
La escena, en la que no es descartable la participación del taller, responde a los modelos compositivos empleados por Correa en obras de temática similar y que estructura en varios planos. En el principal, Jesús aparece en actitud orante recibiendo el cáliz del ángel Confortador. El apóstol Santiago permanece dormido, mientras que San Pedro y San Juan se despiertan sobresaltados por el alboroto de los solados que, desde la lejanía, se acercan para prender a Jesús. El contrarresto de la diagonal resultante de las figuras de Cristo y el ángel, se consigue mediante la ubicación de dos grupos de personajes formados por los apóstoles, en la zona inferior, y los solados en
la superior. La utilización de una gama cromática basada en tonalidades verdosas envuelve la escena en un ambiente de cierta penumbra, al tiempo que sirve para acentuar el rompimiento de gloria. Desde el punto de vista formal, esta obra recuerda a la Oración en el huerto del Comercio de Madrid, posiblemente procedente del retablo de Cenicientos. Si la semejanza del ángel y del puente es evidente en ambas pinturas, mayor aún es el parecido del árbol de tronco serpenteante que, desde la roca del fondo, se recorta en el firmamento.
Existen dudas sobre la procedencia de esta obra aunque la hipótesis más razonable es que provengan del primer retablo mayor del convento del Rosario de Almagro. Disponemos de testimonios documentales de 1557 que vinculan directamente a Juan Correa de Vivar y a Juan de Tovar como autores materiales del mismo. Este retablo fue desmantelado en el siglo XVIII, de modo que las pinturas se distribuyeron por la iglesia conventual. Todas fueron enmarcadas individualmente, y algunas como la Anunciación, Visitación y Oración en el huerto, fueron recortadas para adaptarlas al nuevo formato.
Tampoco están demasiado claras las vías por las que la Oración en el huerto, junto con otras siete tablas del mismo conjunto, llegó a su destino actual. Un inventario de 1905 de los bienes de la parroquia de Calzada nos informa sobre la existencia varias pinturas con esta temática distribuidas por la iglesia, el convento de San Francisco y la ermita del Salvador, lugar en el que actualmente se encuentra. Entre los años 2000-2001 fue objeto de una oportuna y correcta restauración en el servicio de Bienes Culturales de la Excma. Diputación de Ciudad Real, que le devolvió su vigor cromático original.


Juan Zapata Alarcón